La ficción policíaca nos ha dejado en la retina un mundo detectivesco que nada tiene que ver con la realidad. Atrás queda la imagen del detective privado con gabardina (incluso en pleno verano), sombrero, periódico, cigarrillo a medias y whisky en la mano. Investigadores dedicados en cuerpo y alma a resolver crímenes y suicidios o a buscar desaparecidos en mitad de la noche para esconder sus problemas personales. La labor y actividad diaria de los profesionales de carne y hueso van mucho más allá de todos estos mitos falsos de los detectives privados.
La labor de nuestros profesionales no siempre implica largos viajes y noches fuera del hogar, como tanto hemos visto en las películas. Es más, la mayoría de las ocasiones no es necesario dormir fuera de casa y, si se hace, no suele ser más de una semana. Es cierto que también realizamos investigaciones en lugares más lejanos o incluso en el extranjero, pero lo habitual es alojarse en los mismos hoteles de los investigados, que nos aseguramos que en su mayoría no suelen privarse de nada. Lejos quedan aquellos moteles mugrientos y abandonados que han acompañado muchas noches a nuestros compañeros de ficción.
No decimos que un detective privado no llegue a disfrazarse para desarrollar un trabajo que lleva la discreción por bandera, pero lo cierto es que no suele ser la tónica habitual. Sus métodos para pasar desapercibido van más allá de esconderse tras los setos, los árboles o los periódicos durante los seguimientos, como hemos vistos en tantas y tantas imágenes. Otras técnicas como manejar correctamente las distancias, la habilidad en la conducción o el uso de las nuevas tecnologías son las que le acompañan en su recorrido.
No afirmamos que no se haya dado o no se pueda dar el caso (en todas las profesiones existen) pero sí aseguramos que no suele ser lo habitual y que en general los detectives privados trabajan honradamente. Además, es rarísimo que un profesional sea descubierto y más aún, si es así, que se deje sobornar por el investigado para lograr un informe positivo. Si un detective es destapado, lo lógico es que abandone el caso y no que se doblegue a cambio de dinero como hemos visto en la pantalla en más de una ocasión.
No, para nada. Por la puerta de Britez & Asociados Detectives no entran nuestros amores del pasado moviendo su silueta como en las películas para obtener un favor. En temas de corazón, suelen visitarnos personas desconocidas que quieren investigar la posible infidelidad de su pareja o gente mayor que busca un viejo amor cuando enviuda o se queda sola.
Otra historia de la ficción que nos ha dejado muchas escenas de peleas y malas compañías. Evidentemente, los detectives privados no están marcados por conflictos personales, alcohol y mala vida por el mero hecho de serlo. Son personas normales, con una profesión cada vez más valorada y requerida por particulares, empresas, despachos de abogados, mutuas o aseguradoras. Un detective o investigador privado está formado por gente académicamente preparada y con la posibilidad de desarrollar una vida personal y familiar como cualquier otro profesional.
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